viernes, 9 de junio de 2017

La Leyenda De La Muerte De Hiram Y La Regularidad Masonica



La Leyenda De La Muerte De Hiram Y La Regularidad Masonica

De entre todas las leyendas que circulan en los medios masónicos a efectos didácticos e iniciáticos, la figura y la muerte de Hiram ocupa un papel central. Revisar el contenido, las implicaciones y el nacimiento de este tema, son fundamentales para encuadrar el papel histórico e ideológico de la masonería.
> A pesar de unos pocos testimonios que remontan la leyenda de Hiram al siglo XVII (1), se acepta unánimemente que ésta se incorporó a la masonería especulativa entre 1720 y 1723 y lo hizo, no sin suscitar ciertas resistencias (2). En una rama de la masonería operativa francesa, los “Hijos del Maître Jacques”, se cita al legendario arquitecto del Templo de Salomón que resulta asesinado por unos rivales; pero no se llama Hirám, sino “Maître Jacques” y, por lo demás, nace y muere en Francia y, en absoluto, resucita.
>
> No hay duda que el pastor Anderson cuando recibió el encargo de compilar los antiguos usos y costumbres de la masonería operativa, destruyó muchos documentos en lo que se ha calificado como auténtico auto de fe. A partir de ese momento se hizo muy difícil reconstruir cuales eran las leyendas y tradiciones del período anterior. Es posible que Anderson y Desaguliers aprovecharan algunos residuos que encontraron en estos documentos y con ellos construyeron la leyenda de Hiram, o es posible incluso que, tomaran a este personaje secundario en la mitología de los masones “operativos” y lo magnificaran a efectos didácticos.
>
> La masonería actual utiliza la leyenda de Himan en la ceremonia de iniciación al tercer grado, el de Maestro. Como mínimo hasta 1730 esta iniciación no era obligatoria. Prichard -un famoso autor masónico- escribió ese año: “No hay un masón de cada cien que pague los gastos exigidos por “The Master’s Part” [el grado de maestro], si no es por interés”(3). En 1738, la leyenda ya se había extendido por las logias y algunas la representaban; de ésta forma, poco a poco, fue difundiéndose por la nueva masonería especulativa. Tras conocer como llegó la leyenda de Hiram al acervo masónico, veamos ahora la importancia que tiene en la doctrina de la sociedad.
>
> A lo largo del siglo XVIII se fue elaborando la doctrina masónica. Los tres primeros grados -a decir verdad, los únicos importantes- “aprendiz”, “compañero” y “maestro”, corresponden a los “tres mundos”, el mundo físico, el mundo intermedio y el mundo espiritual. Los dos primeros grados, son una preparación para la verdadera e importante iniciación conferida en el tercer grado, el de maestro. La iniciación al grado de Aprendiz confiere el dominio sobre el mundo material y en cuestiones de realidad corporal. El grado de maestro, da acceso al mundo espiritual y supraindividual y, finalmente, el de compañero debería de dar el dominio sobre el plano psíquico (4). Sin embargo, en la actualidad el grado de “compañero” está reducido a un mero trámite entre el grado de “aprendiz” y el de “maestro” y se encuentra vaciado de contenidos. Se trata, sin embargo de un grado en el que el adepto debería aprender a controlar su propio mundo interior y su psiquismo. A nadie se le escapa que se trata de un grado conflictivo; la propia leyenda de Hiram hace que éste sea muerto, precisamente, por tres “malos compañeros”, es decir por tres compañeros que no han logrado dominar ese mundo psíquico o astral. La leyenda es como sigue.
>
> Contrariamente a la visión bíblica que quiere que el verdadero arquitecto del Templo de Salomón fue Dios y que El comunicó directamente a David los planos y dimensiones a través del profeta Natán, la leyenda masónica sostiene que Salomón recurrió al Rey de Tiro, el cual le envió a Hiram, un maestro fundidor. Hiram separó a los obreros en tres clases a fin de que cada uno pudiera recibir una paga proporcionada a su mérito y a sus talentos; cada categoría recibió signos, palabras y toques diferentes y se reunían en tres puntos concretos del Templo. Los aprendices recibían el salario en la Columna Jakin, los compañeros en la Columna Boaz y los maestros en la Cámara Media. Tres compañeros descontentos quisieron forzar a Hiram para que les diera la palabra y el signo de los maestros. Uno le golpeó con un martillo en el hombro izquierdo, el segundo con un nivel en el hombro derecho y el tercero le propinó un mazazo sobre la frente. Los tres compañeros escondieron el cadáver; al cabo de siete días Salomón ordenó a nueve maestros que lo buscaran. Quienes inspeccionaron las tierras de Occidente vislumbraron un resplandor en lo alto de una colina. Allí encontraron el cadáver de Hiram; plantaron una rama de Acacia para impedir que se perdiera; cuando fueron a enterrar el cadáver, tras tocar dos dedos y la muñeca, vieron que estaba corrompido, entonces un maestro grito “?Mak Benah!” palabra que pasó, a partir de ese momento, a ser la palabra sagrada del tercer grado (5).
>
> En el Rito de Emulación se insiste en que “El Grado de Maestro os invita a reflexionar sobre el terrible tema y os enseña a concebir que para el hombre justo y virtuoso la muerte es menos temible que la mentira y el deshonor”. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado interpreta el mito de la muerte de Hirám en términos morales: el maestro Hiram simboliza la Justicia, el Genio y el Arte, mientras los tres malos compañeros constituyen la perífrasis simbólica de la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición (6).
>

> Se trata de un psicodrama susceptible de muchas lecturas. La moralista es la que parece más evidente y la más aceptada en el interior de las logias. La dualidad muerte-resurrección se tiene como una renuncia a los vicios que corrompen la naturaleza humana. La interpretación espiritualista, que sostienen algunos sectores masónicos surgidos de los medios esotéricos del siglo XVIII u ocultistas del XIX, apenas se vislumbra por ningún sitio. El tema iniciático central -muerte del hombre viejo y resurrección de un ser renovado- solamente es lícito si antes, los dos primeros grados, han cumplido su función: dominio y control sobre el cuerpo y dominio y control sobre el psiquismo. A partir de este punto, alcanzado durante la iniciación como Compañero, se abre la puerta a la comprensión del tercer grado: de lo contrario, la representación de la tragedia de Hiram no deja de ser una representación teatral necesaria para escalar los más altos grados de la masonería, pero desprovisto de un contenido objetivo de apertura de la conciencia a niveles más profundos. Y si esto es así, la masonería dista mucho de ser una organización iniciática, sino que apenas es otra cosa hoy que un club adaptado a un cierto tipo de necesidades sociales. Y esto lleva, dramáticamente, a otro punto: la cuestión de la regularidad masónica.
>
> Todo esto plantea una cuestión sorprendente y decisiva para juzgar a la masonería. La iniciación -virtual o efectiva, si hemos de aceptar la discusión en los términos planteados por René Guenon- que transmite una organización es válida, si la organización es “regular”. La regularidad queda definida por los ritos, organización y origen. Para que una organización sea regular sus ritos no deben haber sido alterados, desde su fundación, al menos en lo esencial. Para ser válidos, los ritos contienen un elemento “no-humano”, que los hace indiscutibles y, por lo mismo, intocables. El rito no es una creación consciente de la naturaleza humana, sino algo que trasciende a esa misma naturaleza humana y que, por tanto, no puede haber surgido de ella. De aquí deriva la eficacia del rito: el rito es considerado por las organizaciones iniciáticas como inefable, comparable a la de una ley física o una fórmula química, tal que si se cumplen todas las condiciones normales requeridas en la experiencia, se produce el efecto esperado. Si se altera alguno de los elementos, el resultado varía. En la cuestión de los ritos, cualquier alteración ha sido considerada, desde la más remota antigüedad, como un sacrilegio. Los sacerdotes romanos si cometían un error, aun involuntario, en el desarrollo de un rito, debían realizar sacrificios expiatorios extremadametne complejos. En la actualidad, la iglesia tradicionalista y conservadora sostiene un contencioso con el Vaticano a raíz de la reforma litúrgica posterior al concilio. Si para el Vaticano se trata solo de una simple reforma, para los sectores conservadores, la reforma ha alterado hasta tal punto los contenidos del rito que lo ha hecho ineficaz.
>
> Y hay que plantearse hasta qué punto, la alteración de los ritos de la masonería operativa, la invención de nuevos temas, la creación de una superestructura de grados (33 en el Rito Escocés, 95 en el Rito de Menphis), la aparición constante de nuevos ritos (especialmente a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX) y, finalmente la alteración misma de los mismos, no los ha convertido en ineficaces y las organizaciones que los impartes, en irregulares. Robert Ambelain lo plantea descarnadamente: “A fuerza de distribuir certificados de regularidad o de negarlos, la Gran Logia Unida de Inglaterra, sucesora de la Gran Logia de Inglaterra, la cual había nacido a su vez de la Gran Logia de Londres y de Westminster, que fue inicialmente la Gran Logia de Londres, ha terminado por creerse la única regular” (7).
>
> El razonamiento de Ambelain se basa, no solo en la alteración evidente de los ritos de la antigua franc-masonería operativa, sino en la condición de Anderson y Desaguliers como profanos que no habían recibido ninguna iniciación y, por tanto, no tenían autoridad para conferirla. Tanto Anderson como Desaguliers eran clérigos protestantes y ocupaban en la logia el cargo de capellanes que, como los médicos, solamente asistían a las tenidas cuando sus servicios eran requeridos, estaban allí en razón de su cargo y no en virtud de una admisión regular. De los ocho primeros masones que constituyeron cuatro logias en 1714 ni uno solo parece haber sido iniciado regularmente. “La nueva Gran Logia de Londres se otorgó, como él mismo subraya, la autoridad que no poseía, sobre todo teniendo en cuenta que había sido fundada por profanos, no iniciados en las formas rituales y regulares” (8). En septiembre de 1715, algunos masones operativos pretendieron asistir a una asamblea de la Logia constituida por Anderson y Desaguliers y sus siete compañeros. Tras serles impedido el acceso a la reunión, dieron cuenta de los hechos a la Logia operativa de Londres. Esta declaró ilegal la nueva formación que cambió inmediatamente de nombre pasando a llamarse “Logia Antigüedad”, expandiéndose por otros barrios londinenses hasta la fusión de 1717 (9).
>
> Luego, todo lo que deriva de este histórico arranque de la masonería especulativa, a excepción de las logias estuardistas que se habían formado en los regimientos exiliados en Saint Germain en Laye en torno al pretendiente, tienen un carácter irregular y sus ritos de iniciación son inválidos… El hecho de que la masonería fundada en 1717 y cuyas bases se habían establecido en 1714 y aprobado finalmente en 1723, consiguiera imponer su autoridad y criterio sobre las antiguas hermandades operativas, se basó solo en una cuestión de número, más que de autoridad de origen. La virulencia con que Ambelain carga contra la masonería inglesa le lleva incluso a decir que “ni siquiera se trata de una obediencia bastarda, puesto que los bastardos poseen la sangre y la raza que les reconocían las leyes de la nobleza”… palabras muy duras para alguién que ostenta una alta dignidad masónica y martinista.
>
> NOTAS
>
> (1) Goblet d’Alviella en su estudio sobre “Los orígenes del grado de Maestro en la Franc-masonería” (Edicomunicación, Barcelona, 1991, pág. 69-70) reconoce que “la leyenda de Hiram, tal como se representa en nuestras Cámaras del Centro, parece haber sido ignorada por la francmasonería operativa”. Alviella cita el manuscritu “Regius” (1390), uno de los documentos más importantes, que se disponen sobre la masonería operativa, no habla ni de Hiram, ni del Templo de Salomón. El manuscrito “Dowland” menciona solo al rey de Tiro y el “Cooke” lo considera hijo del Rey de Tiro. Alviella reconoce que que, durante el siglo XVII, el personaje de Hiram se situaba completamente en segundo plano: “Si Hiram Abif hubiese figurado, en ese período en las ceremonias o las tradiciones del oficio, las Constituciones manuscritas de la época no guardarían como lo hacen un silencio uniforme e ininterrumpido sobre la existencia real o legendaria de un personaje tan preminente en la historia y la leyenda posteriores de la Orden”.
>
> (2) En 1725 en uno de los anexos publicados al texto “The Grand Mystery discovered” se denunciaba que en algunas logias londinenses “se cuentan extrañas y necias historias a propósito de un árbol que habría salido de la tumba de Hiram, con hojas maravillosas y un fruto de una calidad asombrosa, a pesar de ignorar cuándo ni dónde falleció y sin saber sobre su tumba más que sobre la de Pompeya” (citado por Goblet d’Alviella, op. cit., pag. 72).
>
> (3) Goblet d’Alviela, op. cit., pág. 71.
>
> (4) Este tema ha sido brillantemente desarrollado por nuestro amigo Alexandr Duguin en su libro “Rossia, zagadka Evrazii”, traducido con el título “Rusia, el misterio de Euro-asia”, Editorial Grupo Libro 88, SA, Madrid 1992, traducción de Arturo Marián Llanos, págs. 190-2
>
> (5) Existen múltiples versiones detalladas de esa leyenda, nosotros hemos seguido la expuesta por Pierre Mariel en su libro “Rituales e iniciaciones en las sociedades secretas”, Espasa Calpe, SA, Madrid 1978, págs. 35-42. También puede encontrarse una versión más detallada en “El Secreto Masónico”, Robert Ambelain, Editorial Martínez Roca, Barcelona 1987, págs. 39-51. Si se desea consultar un texto masónico, puede recurrirse a “Francmaçonnerie, Ritual du Grade de Maûtre” por J.-M. Ragon, edición original Teissier, París 1859, págs. 9-15, recientemente reeditado en edición facsímil por Les Rouyat, Ventabren 1976.
>
> (6) “Dictionnaire de la Franc-maçonnerie”, elaborado bajo la dirección de Daniel Ligou, Presses Universitaires de France, París 1987, vocablo “Hiram”, pág. 577.
>
> (7) Robert Ambelain, “El secreto masónico”, op. cit., pág. 219.
>
> (8) Op. cit., pág. 222.
>
> (9) Ambelain, op. cit., pág. 121-122.

MASONERÍA FEMINISMO Y LIBREPENSAMIENTO


MASONERÍA FEMINISMO Y LIBREPENSAMIENTO

Resulta frecuente que se entienda el movimiento feminista como forma de conflictividad social y de pensamiento reivindicativo, centrado en las manifestaciones políticas del sufragismo a partir del discurso de igualdad. Sin embargo, desde la perspectiva histórica se hace necesario establecer otros parámetros a partir de resortes socioculturales que se asienten en el reconocimientos de la diferencia de género y de roles sociales distintos para hombres y mujeres, rescatando como feminismo, actuaciones experiencias e iniciativas encaminadas al cambio social.

En España con la llegada del pensamiento liberal, la ilustración y la cultura fueron enriqueciendo la vida y la formación de muchas mujeres. Los salones literarios, las tertulias y la lectura fueron sembrando en la mujer inquietudes que irían más allá de las cuestiones “exclusivamente femeninas” de manera que puede decirse que el componente feminista de las corrientes librepensadoras en el tránsito de los siglos XIX al XX contribuyó y mucho a matizar las características del discurso igualitario de raíz ilustrada que suponía, en líneas generales, el abandono de la minoría de edad y la construcción de un espacio entre iguales aún cuando se dejaba la lucha activa a los poderes del hombre conformándose la mujer con adquirir su dignificación como compañera.
Las conexiones entre libre pensamiento, feminismo y masonería se hicieron patentes en la trayectoria de muchas mujeres fuera y dentro de España: Rosario de Acuña, Marguerite Durand, Amalia Domingo o Belén Sárraga entre otras.
En Alicante la logia Constante Alona en 1891, creaba una Cámara de Adopción femenina integrada por un total de veintiuna mujeres, todas ellas escritoras a excepción de dos artistas, lo que nos induce a pensar que se trataba de un colectivo de clase media. La conexión entre el incipiente discurso feminista y esta Cámara de Adopción femenina se producía a partir de los contactos establecidos entre los círculos masónicos alicantinos con dos pioneras del librepensamiento: Rosario de Acuña, la primera mujer que habló en el Ateneo de Madrid y que llevada por los ideales comunes; anticlericalismo, búsqueda de progreso humano, respeto y tolerancia, se inició el 12 de Febrero de 1886 en la Logia alicantina. Junto con Rosario de Acuña, la valenciana Belén Sárraga, fundadora de la Asociación Femenina de Valencia en 1897 y cuyas actividades masónicas en la ciudad conocemos tanto por la documentación existente de la citada logia Constante Alona como por sus intervenciones en distintos actos públicos junto a reconocidos masones alicantinos : Rafael Sevila, José Guardiola o José María Santaelices.
Si bien como dijimos al principio, este feminismo decimonónico estaba muy lejos de cualquier forma de reivindicación política, de lo que no cabe duda es que la preocupación de estas librepensadoras estuvo encaminada a fomentar un cambio de mentalidad que fomentara la educación igualitaria y reclamara la dignidad de la mujer como individuo desprendiéndose de la tutela del varón.
No obstante, es preciso señalar que se trataba de reducidos círculos femeninos, que tal y como afirma Mary Nash, además de sufrir la incomprensión de sus contemporáneos, tuvieron que enfrentarse a serias dificultades, como el abandono de sus familias, el silencio y la pobreza que terminaría siendo el destino de muchas de ellas.
Fuente: Blog de María Perales. http://www.enlalineadeltiempo.com/masoneria-feminismo-y-librepensamiento/
http://mujeresmasonas.org/2014/02/20/masoneria-feminismo-y-librepensamiento/

LOS TEMPLARIOS EN AMÉRICA



LOS TEMPLARIOS EN AMÉRICA
Publicado  por Walter
Colón hizo su primer viaje siguiendo el Atlas Catalán de 1375.

“Esta claro que ni los Reyes, ni Colón, ni mucho menos los Pinzones esperaban llegar a las Indias, esperaban hacerlo a una tierra habitada por “salvajes” con los que se podía negociar oro, perlas y piedras preciosas a cambio de bagatelas, por eso llenan las naves de bagatelas e independientemente de la pérdida de la nao pensaban dejar una guarnición fija hasta la siguiente expedición, si no, no se explica que lleven simientes para sembrar”.

Una reciente investigación de José Antonio Hurtado defiende la idea de que una flota mallorquina llegó hasta América unos 150 años antes que Colón, siguiendo la llamada “Ruta T y D”. Esa visita americana por parte de mallorquines tenía fines comerciales y supuestamente parecen haber indicios de que es la misma ruta que había usado nada más y nada menos que los miembros de la Orden del Templo –mejor conocidos como Templarios-.

En el siglo XIV marineros mallorquines encontraron una ruta hacia América que fue plasmada en un mapa; dicha ruta fue conocida y seguida 150 años después por Cristóbal Colón violando un tratado con Portugal, y contando para ello con la complicidad de los Reyes Católicos; los datos del Diario fueron falsificados por la familia Colón, con el fin de atribuirle la gloria de un descubrimiento que le correspondía a los Hermanos Pinzón, y por los servicios secretos de los Católicos, para evitar que se supiera que se había violado el tratado de Alcaçovas-Toledo.

TyD son iniciales también de Templum Domine, la casa templaria de Jerusalen y su signo aparece asociado a lugares templarios- aunque sí encuentra un hilo conductor entre Colón, los Reyes Católicos, Canarias y América: la orden franciscana.

El punto de llegada de la ruta TyD, rico desde el punto de vista comercial, era originalmente el Yucatán, una zona con la que nunca se pudo encontrar Colón.

Cada vez son más los expertos que opinan que la flota templaria alcanzó América y estableció una ruta comercial secreta que posteriormente les pudo servir para escapar cuando la orden fue perseguida en el año 1307. Algunos grabados con simbología templaria descubiertos en la costa estadounidense de Maine, o en diversos enclaves de Centro y Sudamérica, lo sugieren, así como representaciones de amerindios en monumentos templarios europeos.

Tras la disolución de la Orden del Temple, los templarios españoles ingresaron en masa en la Orden de Calatrava, y parece seguro que fue en el convento de dicha orden donde Cristóbal Colón, que se alojó allí, halló los elementos que le dieron la certeza en cuanto a la existencia de las Indias Occidentales. En Portugal fue creada especialmente para los templarios supervivientes la Orden de Cristo, que usaba la cruz templaría, la cruz de gules pateada. Cuando los portugueses de Enrique el Navegante se lanzaron al descubrimiento de los océanos pareciendo saber exactamente a donde iban, sus velas debían llevar obligatoria mente la cruz roja de la Orden del Temple. Los marinos portugueses tenían prohibido navegar más allá de Cabo Mogador sino portaban dicho pabellón. Cruz, que por otra parte, también se hallaba en las tres embarcaciones colombinas. Precisamente en el país vecino estuvo el almirante genovés, no sólo para encontrar financiación para su empresa, sino con el fin de estudiar las cartas marítimas que guardaba la Orden de Cristo y que se consideraban las más competas del mundo.

La flota con el cruz roja en las velas y la bandera del cráneo y los huesos cruzados encima de fondo negro.

Por otra parte, el Temple poseía una flota propia y contaba con puertos que miraban no solo al Mediterráneo sino también al Atlántico. Destacamos la enigmática encomienda francesa de La Rochelle, en la que el Temple disponía de un puerto muy importante cuya ubicación, apartada de las rutas usuales, no estaba justificada en modo alguno. Este puerto se hallaba fuertemente protegido por unas cuarenta encomiendas en un radio de ciento cincuenta kilómetros y su importancia podría ser enorme de ser cierta la confesión de un templario que expondremos en la leyenda siguiente. Por su parte, los conquistadores españoles se encontraron en la península de Yucatán una leyenda que narraba que unos hombres blancos llegaron a sus costas en grandes barcos. Y estos altos y hermosos hombres, que vestían extrañas vestimentas, fueron generosos y legaron a las gentes mayas grandes conocimientos.

Una de las cosas que más asombró a los religiosos que acompañaron a Colón, fue que los indios no se extrañaban al ver la cruz ni al contemplar a los caballeros armados. Es más, incluso parecía que los estaban esperando.

Algunas de sus tradiciones hablaban de que “llegará un día en el que vendrán por mar grandes hombres, vestidos de metal, que cambiarán nuestras vidas para bien“. También los mayas adoraban a Kukulkán, un dios “blanco y barbado“ y a una cruz, en la cual murió “un hombre de luz que vivirá eternamente“.

¿Pudieron ellos solos alimentar esta idea, tan cercana al cristianismo?

templarsign.jpgDespués de la publica desaparecion del Orden de los Templarios sus tradiciones siguieron vigentes en otras ordenes militar-religiosas, como la Orden de Calatrava que utilizaron como logo la cruz de Calatrava cual también era usado como logo por la Orden de Predicadores (Ordo Praedicatorum, O.P.), conocidos popularmente como Dominicos y Orden Dominicana. Es una orden mendicante fundada por Santo Domingo de Guzmán en Toulouse, Francia. Su hábito es blanco con una túnica, escapulario, capucha y una capa de color negro.

El orden de los Dominicanos
Mar�a con Santo Domingo de Guzmán y Santo Tomás de Aquino
Maria con Santo Domingo de Guzmán y Santo Tomás de AquinoHacia 1206 Santo Domingo tuvo la idea de organizar un grupo que fuera a predicar en tierras de herejes, buscando su conversión. Dicho grupo debía vivir pobremente sin criados ni posesiones.

El Papa aprobó la idea, pero la experiencia no tuvo éxito inmediato, por lo que los gobiernos civil y eclesiástico optaron por utilizar la fuerza, llevando a cabo una guerra contra estos grupos heréticos.

Así se encargaron de la muy cruel y violenta tarea de la evangelización de América donde los Dominicos también intervinieron en la propagación de prácticas y devociones que aún hoy están presentes entre la población católica, como la devoción a la Virgen María a través del rezo del rosario.

Su trabajo allí fue muy importante y en los anales de la historia se tiene en especial consideración a Fray Bartolomé de las Casas.